martes, 16 de octubre de 2012

Fotofobia~

Nee.. Bertha ¿te acuerdas de mi? Porque yo aun no te olvido. Nee.. ¿Sabes? El otro día encontré un álbum de fotografías mías y me di cuenta que tenia una bella sonrisa. Sonría… como si jamás fuera a saber lo que es el dolor o la tristeza. Sonría… como si tuviese tantas ganas de comerme al mundo de un bocado. Sonreía como una niña traviesa cuando acaba de hacer algo malo. Sonría de una forma que podía invitarte a ti también a sonreír. Nee.. Bertha, ¿Cuándo fue que perdí esa sonrisa? Porque al pasar de una página a otra, me di cuenta que de forma abrupta esa sonrisa mía se había ido, se había convertido en una mueca, en un pésimo intento de una sonrisa fingida. Seguí buscando, pasando una pagina tras otra de ese álbum, pero no volví a ver esa sonrisa. Se había ido y ahora, ya ni siquiera un vago intento por sonreír encontraba, tan solo un rostro serio y una mirada perdida, donde antes estaba dibujado la alegría que representaba ser una niña. Me detuve un momento a pensar ¿Cuándo paso? ¿Cuándo perdí esa chispa? Y sabes.. creo que fue la ultima vez que nos vimos ¿recuerdas? Hice algo que no te agrado, no querías que me acercara a mi hermano porque decías que podría lastimarlo, te encantaba mirarlo, acariciar su cabeza como si se tratase de algo frágil, lo veías y sonreías como si estuvieses frente a la presencia de algo sublime. En cambio cuando me mirabas a mi, tu facciones cambiaban. Ahora que lo pienso yo parecía un estorbo para ti, yo conocía esa mirada, conocía el tono de voz con que hablabas, porque eran los mismos que esa tía a la que quería como hermana solía darme. Y esa vez que pedía un poco de atención de mis padres, me dijiste que los dejara, que atendían a mi hermano que lloraba. Me llevaste a otro lado diciendo a mis papás que no se preocuparan, que tu me llevarías a pasear y en ese camino me dijiste que dejara de fastidiar a mis padres, que para ellos ya era lo suficientemente pesado cuidar de mi hermano como para también tener que preocuparse por mi, por mis “berrinches”, dijiste que no fuera una carga para ellos y que empezara a madurar. Dijiste también que yo no tenia ningún derecho de pedirles algo, que no tenia derecho a quejarme, a reprocharles, a pedirles siquiera un poco de atención, porque mi hermano era especial y necesitaría de ellos mas que yo. Me miraste fríamente como si yo fuera la culpable de no ser “especial” como él, y dijiste que yo lo tenia “todo” y él no tenia nada, que el afecto, la atención y el apoyo de mis padres por ningún motivo debía quitárselo. Nee.. ¿Por qué si dijiste que yo lo tenía “todo”, crecí sintiendo que no tenía nada? Desde aquel día a mis casi 6 años aprendí a callarme, a no decir nada, a no ser una carga para mis padres. Por eso tuve que guardar cada sentimiento que tenia, para no herirlos a ellos, para no entristecerlos más, suficiente tenían con un hijo al cual no podrían verlo realizarse como se supone que yo lo haría. Bertha, si me vieras ahora, ¿te sentirías orgullosa de ver en lo que me he convertido?, ¿esto era lo que querías para mi?. Todos estos años he guardado diversos sentimientos que se fueron entremezclando unos con otros, que fueron consumiendo en silencio cada fibra de mi ser, que fueron debilitándome hasta convertirme en alguien frágil y vulnerable. Aprendí a fingir, a colocar mascaras en mi rostro que fueron ocultando mi verdad y mi persona. Pero, me era imposible retener todo en mi mente, había veces en las que sentía que mi cuerpo colapsaría por todas esas emociones reprimidas y fue ahí cuando comencé a escribir, aquello que no podía hablar con nadie, lo guarde en unas hojas de papel. Y me perdí en el mundo de las letras, en el mundo de aquellos que no pueden actuar, que sufren por ello y por eso escriben. Aquellos que no hablan con palabras sonoras, pero que imprimen sus sentimientos en un trozo de papel. Sabes, posiblemente en algún punto de mi vida me di cuenta de eso que había perdido y dejo de gustarme el tomarme fotos. No es por algún tipo de problema o complejo, no se trata de tener una alta o baja autoestima, simplemente… no me gusta tomarme fotos porque no quiero mirar en ellas que un día perdí una de las cosas más valiosas que tenía: mi sonrisa.